Con la apertura del primer casino físico prevista para 2027, la autorización de una lotería nacional y los rumores sobre el juego en línea, todas las miradas están puestas en el potencial de mercado de los EAU, que muchos ven no sólo como el próximo Singapur, sino también como un competidor directo de Macao (y posiblemente incluso de Malta, a juzgar por las recientes contrataciones). Con el lujo que se espera de su hospitalidad y su oferta VIP, la facilidad de acceso para los jugadores europeos y africanos, así como una población de expatriados muy numerosa, los EAU tienen una oportunidad que pocos mercados han tenido antes, con rendimientos proyectados a la par con Singapur en el 1,6% del PIB. Sin embargo, la legalización del juego supondrá un cambio radical en Oriente Próximo, donde la ley islámica es la base principal de la legislación. Aunque las ventajas están ahí, pocos argumentarán que no hay una curva de aprendizaje y riesgos pronunciados, desde el choque cultural hasta las banderas de la lucha contra el blanqueo de capitales. ¿Qué pueden aprender los EAU del lanzamiento de Singapur? ¿Qué está ocurriendo sobre el terreno? ¿Hasta dónde llega la región más allá de RAK?